Unidad 6: EL ARTE DE LA BAJA EDAD MEDIA: EL GÓTICO

INTRODUCCIÓN (leedla con detenimiento).

El concepto de arte gótico fue utilizado por primera vez en el siglo XVI por el artista e historiador Giorgio Vasari para referirse al arte de los “bárbaros”, en contraposición al vocabulario clásico del arte renacentista. El tono peyorativo con que se formula poco tiene que ver con la realidad, pues no es éste el arte de los godos o de otros pueblos germánicos sino que tiene su origen muy posteriormente en la Ile de France (región de París), al hilo de la recuperación económica y urbana en los inicios de la Baja Edad Media, y con un hito muy significativo en la reconstrucción del coro de la abadía de Saint-Denis (1140-1144) por el abad Suger.

Reconocido este hecho, la historiografía artística ha propuesto varias definiciones a propósito del estilo, basadas muchas de ellas en consideraciones arquitectónicas, así:
- El gótico es simplemente el arte ojival, es decir, el que utiliza el arco apuntado, o...
- es la expresión medieval del arte del norte, que necesita espacios más diáfanos y luminosos en contraposición con el románico mediterráneo.
En ambos casos se trataría de conceptualizaciones demasiado parciales como para caracterizar una manifestación artística muy compleja y prolija, pues se desarrolla en toda Europa desde su fase inicial francesa, a mediados del siglo XII, hasta bien entrado el siglo XVI en sus estadios más tardíos, en países como España.
Por eso, actualmente se proponen definiciones más amplias que engloban también aspectos sociales e iconológicos. Así:
- El arte gótico es el arte del resurgir de las ciudades, como consecuencia de las mejoras económicas y comerciales que tienen lugar a partir del siglo XII.
- Y también el de la nueva espiritualidad escolástica, que redescubre el medio físico y la naturaleza como creación e imagen de Dios según el pensamiento de San Francisco de Asís.

Con estas premisas el gótico puede ser definido como la expresión artística de la Baja Edad Media, derivada del acrecentamiento del poder real y la creación de una cultura secularizada en la que tienen una importancia esencial las universidades. A partir de ellas se crean unas nuevas estructuras sociales, económicas y científicas que ven en la plasmación artística gótica la imagen de la nueva sociedad.


CARACTERÍSTICAS DE LA ARQUITECTURA GÓTICA. CATEDRALES, AYUNTAMIENTOS Y LONJAS.










Elementos de la arquitectura gótica.



Las características esenciales de la arquitectura gótica son:
- La utilización de la luz, que se identifica con la divinidad a partir de su transformación por las vidrieras en luz celestial.
- La relación estructura-apariencia. En contraposición a la arquitectura románica, donde lo decorativo adquiere gran importancia, en el gótico la estructura adquiere por primera vez una dimensión estética.

Ambas características fueron posibles gracias al empleo de algunos elementos técnicos que, aún conocidos con anterioridad, se mezclaban en el arte gótico por vez primera. Desde el punto de vista del sistema de cubrición el arco apuntado (con dos puntos de traza) permitía una mayor luz y favorecía la verticalidad; mientras la bóveda de crucería, resultante del entrecruzamiento de dos arcos apuntados, aumentaba la ligereza de la plementería (relleno de las bóvedas). Por lo que respecta al soporte, los pilares, más desarrollados que en el mundo románico, eran los encargados de recibir el empuje de las nervaduras y resolver el problema de la pesadez de los muros; arbotantes y pináculos exteriores contrarrestaban los empujes laterales al tiempo que introducían el valor estético al edificio como una estructura diáfana. El cerramiento carece de misión constructiva, posibilitando el desarrollo de las vidrieras y las ascensionalidad de las fábricas.

La novedad de la arquitectura gótica reside precisamente en el resultado final de esa combinación de elementos que, como hemos dicho, no eran originales. El arco ojival se empleaba ya en la arquitectura cisterciense desde principios del siglo XII, y aún antes en el románico borgoñón y en la arquitectura islámica. La bóveda de crucería era también habitual en las iglesias normandas y angevinas (regiones de Francia), las cúpulas hispano-musulmanas, el arte selyucida (Oriente Medio) o las construcciones armenias. Además, parece demostrada la utilización consciente de ambos elementos. Sin embargo, la resolución de su fusión en la girola de la abadía de Saint Denis –primer edificio del estilo- construida por el abad Suger en 1144 es absolutamente novedosa; en sus propias palabras “la conjugación de lo material con lo inmaterial, lo corporal con lo espiritual, lo humano y lo Divino”.
El gótico es, por tanto, un arte inicialmente arquitectónico e ideológicamente francés, que pronto caló en el resto de Europa como expresión de un nuevo modelo social: Inglaterra (Canterbury, 1174), Italia (Siena, fines del s. XII), Alemania (Colonia, mediados del s. XIII), España (Cuenca y Ávila, fines del s. XII), etc.


La arquitectura religiosa en el arte gótico.

El edificio más representativo del arte gótico es la catedral, en su doble dimensión: social, como expresión de la grandeza de los burgos y de sus habitantes frente a sus rivales; y eclesial, como prefiguración de la Jerusalén Celeste, el lugar donde se producirá la reunión de Dios y los hombres justos en su morada final.
Su planta es longitudinal, de tres o cinco naves, con transepto sobresaliente definiendo una cruz latina. La cabecera es el elemento más significativo, destacando en ésta la girola. En alzado se conforman por cuatro pisos: arquería, tribuna, triforio y claristorio (cuerpo de ventanas). Las segundas desaparecen con el tiempo para favorecer la perforación del muro con el desarrollo de triforio y ventanales. Como en el románico, las fachadas –principal y laterales- adquieren una enorme importancia en relación con la escultura monumental. Están enmarcadas por esbeltas torres y suelen presentar diversos elementos comunes: el rosetón de iluminación de la nave central, una galería de escultórica de reyes y un hastial (elemento algular a modo de frontón) de coronación.

La arquitectura civil en el arte gótico.

Adquiere las mismas características formales que la religiosa y su desarrollo es paralelo al de las ciudades a partir del siglo XIII. Así, los edificios más representativos coinciden con los que reflejan el nuevo prestigio de aquellas: el poder municipal a través de los ayuntamientos, como el de Bruselas; el de la nobleza urbana en los palacios, como el del Infantado en Guadalajara; el apogeo comercial en las lonjas, como las de Valencia o Palma de Mallorca; la mejora de las comunicaciones en las hospederías, como la Posada del Rosario en Albacete; o el desarrollo de las condiciones sanitarias a través de hospitales como los de Toledo, Granada o Santiago de Compostela.

Difusión de la arquitectura gótica.

Como dijimos, la arquitectura gótica es originaria de la Ile-de-France (región de París) desde donde se extendió por el resto de Europa. Pueden establecerse cinco etapas desde su aparición en la cabecera de Saint Denis en referencia a Francia, muchas de las cuales se trasladan posteriormente al gótico del resto de Europa:
Inicial. Se desarrolla durante la segunda mitad del siglo XII. Coexiste con el románico y el arte cisterciense. Se caracteriza por sus construcciones macizas, de cuatro plantas y cubierta con bóveda sexpartita: catedrales de Sens, Laon, Noyon o París.
Clásica. Se desarrolla durante el siglo XIII y se caracteriza por la sistematización de los elementos góticos. Desaparece la tribuna y la bóveda sexpartita. Las catedrales ganan en altura y gracilidad: Chartres, Reims y Amiens.
Radiante. Se desarrolla desde mediados del siglo XIII y durante el siglo XIV. Desaparece el muro que es sustituido por vidrieras. Las construcciones llegan a su máxima estilización: catedral de Beauvais, Santa Capilla de París. Paralelamente se desarrolla el denominado gótico del Mediodía, caracterizado por su carácter de fortaleza exterior y el empleo de nave única de gran espacialidad en los interiores, que influirán en los modelos catalanes: catedral de Albi.
Tardío o Flamígero. Desarrollado durante el siglo XV, se caracteriza por su barroquismo decorativo que acusan influencias del gótico nórdico.
Florido. Propio de fines del siglo XV, supone la pérdida de la preeminencia francesa a favor de tipologías británicas y centroeuropeas.

En Inglaterra, la arquitectura gótica surgirá muy ligada a la francesa por razones históricas. Sin embargo, irá acusando una evolución muy peculiar a través de tres etapas:


-          Early Style. Desde finales del siglo XII y durante el siglo XIII.  Sus edificios presentan un enorme desarrollo longitudinal, con grandes fachadas y sendos transeptos: catedrales de Canterbury, Lincoln y Salisbury.
-          Decorated Style. Desde finales del siglo XIII  y durante el siglo XIV. Se multiplica el sentido ornamental de naves y bóvedas: catedral de Wells.
-          Perpendicular Style. Desde fines del siglo XIV hasta principios del XVI. Las construcciones se elevan enormemente, el muro pierde su sentido estructural y aparecen las bóvedas de abanico: catedral de Gloucester o King College en Cambridge.

En Italia, el gótico convive con las influencias clásicas, desarrollándose durante un periodo de tiempo mucho más breve que en el resto de Europa. Sobresalen las grandes catedrales de la Toscana: Siena, Orvieto y Florencia; edificaciones de marcada horizontalidad, con importantes fachadas y reducidos vitrales. Por su parte, Lombardía acusa la influencia de los modelos centroeuropeos como ocurre en la tardía catedral de Milán.
La arquitectura civil, especialmente palaciega, adquiere también una gran importancia como expresión de la representatividad de las ciudades: palacio de la Señoría en Florencia o palacio Comunal en Siena, en los que destaca su aspecto macizo con altas torres que simbolizan el poder de la ciudad. En Venecia se practica una arquitectura más abierta, con apertura de vanos al exterior a modo de grandes terrazas: palacio Ducal o Casa de Oro.



Centroeuropa se convertirá con el tiempo en el paradigma de la arquitectura gótica, gracias a sus edificios de gran verticalidad en los que destacan sus imponentes fachadas con torres –una o dos- de agujas caladas: Estrasburgo, Colonia o Ulm. En el siglo XV, se desarrolla el denominado modelo hallenkirchen, de salón (tres naves de igual altura), como en la iglesia de san Lorenzo en Núremberg.



LA ARQUITECTURA GÓTICA ESPAÑOLA.

En España, el desarrollo del estilo se produjo más tardíamente como consecuencia de su situación política –inmersa en pleno proceso reconquistador- y de las influencias románicas que hasta fines del siglo XII derivaron del Camino de Santiago. No obstante, la presencia de lo francés, a través de la difusión del arte cisterciense (nueva orden monástica que reclamaba espacios más luminosos y austeros para sus monasterios) y de los contactos con la monarquía europea (Leonor de Aquitania y su séquito llegan a España tras su matrimonio con Alfonso VIII; el arzobispo Ximénez de Rada se traslada a Alemania para concertar el matrimonio entre Fernando III y Beatriz de Suabia) es indudable en la transición al siglo XIII y perdurará –con una evidente tendencia hacia el localismo- hasta bien entrado el siglo XVI.
La división entre el Reino de Castilla y la Corona de Aragón, y la distinta influencia recibida desde Francia se traducen también en una sustancial diferenciación entre la arquitectura castellana y la catalana; aquélla más emparentada con los presupuestos franco-europeos, ésta con los mediterráneos.


-          Castilla, como hemos dicho, acusa más directamente la relación con la Ile-de-France a través de modelos importados o de constructores llegados del país vecino. Tradicionalmente se distinguen cuatro periodos en su desarrollo:
. Fase temprana. Se desarrolla a fines del siglo XII a través de construcciones que siguen fórmulas anglonormandas o borgoñonas del gótico preclásico francés (bóvedas sexpartitas, cabeceras al modo del císter...): catedrales de Ávila, Cuenca o Sigüenza.
. Fase clásica. Tiene lugar a lo largo del siglo XIII y en ella se concretan las grandes catedrales castellanas: Burgos, Toledo y León, inspiradas directamente en las catedrales clásicas francesas, especialmente en Bourges.
. Fase tardía. Se desarrolla a partir de fines del siglo XIV y durante el siglo XV, con la introducción de canteros flamencos y alemanes que sustituyen a los franceses en las grandes obras religiosas. Acusan una mayor ascensionalidad y un repertorio decorativo de raíz flamígera.
. Gótico Reyes Católicos o Isabelino. Coincide con las fases más tardías del gótico europeo, a finales del siglo XV y durante la primera mitad del XVI. Se caracteriza por su extremado decorativismo en el que se incluyen elementos del repertorio hispánico: San Juan de los Reyes, catedrales de Salamanca y Segovia. Prolifera en estos momentos la arquitectura civil en edificios palaciegos como el Palacio del Infantado en Guadalajara o la Casa de las Conchas en Salamanca.


-          En Aragón, el auge del gótico se produce a la par que su desarrollo comercial por el Mediterráneo. Desde el punto de vista religioso, las construcciones más emblemáticas se erigen en el siglo XIV y acusan una gran influencia del Midi francés: iglesias de una sola nave o de salón, menor ornamentación, tendencia a la horizontalidad y escaso desarrollo de los vanos: catedrales de Barcelona, Palma de Mallorca, Gerona; iglesia de Santa María del Mar en Barcelona.


LA ESCULTURA GÓTICA.

Introducción a las artes plásticas.
Al igual que en la arquitectura, resulta difícil hablar de un estilo gótico en manifestaciones que se desarrollan en un contexto cronológico y espacial tan amplio. Más si cabe en este tipo de arte, muy condicionado por circunstancias económicas, sociales y culturales de proximidad. Es por ello, que en los últimos años la historiografía artística se ha tendido a elaborar nuevas caracterizaciones, menos globales, que atendieran a la mejor comprensión de la realidad artística de la Baja Edad Media.
Así, se habla de un modelo francés, asociado al desarrollo de las ciudades durante el siglo XIII y a la integración de los artistas en cofradías o gremios; y de un modelo italiano, al amparo de las órdenes mendicantes, que se asientan en las grandes ciudades mercantiles de Italia, y de los conflictos entre partidarios del papa o del emperador. Ambos sufrirían la crisis del siglo XIV y los estragos de la peste negra. Finalmente, la recuperación del siglo XV se tradujo en la aparición del Gótico Internacional, refinado y exquisito, en relación con las numerosas cortes nobiliares, que daría paso a un arte cortesano, coincidiendo con la aparición de los Estados Modernos, y burgués como consecuencia del nuevo papel económico de banqueros y comerciantes.
Estos modelos concretan en parte la evolución de la escultura y la pintura del periodo que, sin embargo, alcanzan peculiaridades y variedades regionales muy complejas entre las cuales estudiaremos las más sobresalientes.

La escultura. 
Continúa siendo fundamentalmente monumental, aumentando los repertorios del románico y adquiriendo una gran importancia. Su temática sigue siendo preferentemente religiosa, pero se pierde el simbolismo del periodo anterior a favor de un mayor naturalismo y proximidad al espectador. Los temas principales siguen siendo los mismos, aunque la cristología deja paso a un mayor protagonismo a los temas marianos en consonancia con una nueva religiosidad más humanizada. Además, se amplían con los del devocionario popular a través de las vidas de santos.
Desde el punto de vista formal, la estatuaria gótica se caracteriza por la búsqueda de una belleza ideal al servicio del mensaje religioso. Las figuras tienden a una mayor humanización como consecuencia de la influencia de las ideas franciscanas sobre la humanidad de Cristo.Generalmente se suele señalar una evolución en su tratamiento coincidiendo con distintos momentos cronológicos. Así, el siglo XIII estaría presidido por la solemnidad, el XIV por la expresividad y el XV por el patetismo y la melancolía. Estas características serían de aplicación en las distintas tipologías escultóricas que van desde las asociadas a lo arquitectónico –en fachadas y exteriores, claustros y capiteles interiores-, los retablos, las sillerías de coro y los sepulcros, habituales desde fines del siglo XIV.

Difusión de la escultura.
Como en lo arquitectónico, Francia marca las tendencias escultóricas. Así, en el siglo XIII los grandes conjuntos catedralicios se convierten en referentes de la estatuaria posterior: Chartres, París, Amiens y Reims. Esta última representa la síntesis de las diferentes tendencias escultóricas francesas: la severidad del Maestro de Amiens, el clasicismo del Maestro de la Visitación o el manierismo centroeuropeo del Maestro del Ángel de la Sonrisa. Desde el siglo XIV el principal centro de producción se traslada a Borgoña (bajo el patronazgo del duque Jean de Berry y Felipe el Atrevido) donde sobresale una escultura vinculada a la estética del gótico internacional, de gran monumentalidad, y asociada a la presencia de artistas flamencos entre los que sobresalen Jean Marville y, sobre todos, Claus Sluter, a quien debemos obras de enorme influencia posterior como el Pozo de Moisés o al sepulcro de Felipe el Atrevido que inaugura una tipología funeraria característica del último gótico.
En Alemania, la elegancia se sacrifica en aras a la expresividad en los grandes conjuntos de Bamberg y Naumburgo, donde destaca el grupo de Utta y Eckehard, de un excepcional realismo retratístico, muy alejado de la idealización francesa. Italia, por su parte, se verá influenciada por los modelos clásicos, y la estatuaria gótica supondrá en muchas ocasiones un preludio de lo renacentista en autores como Nicola o Giovanni Pisano. Mención especial merece la figura de Andrea Pisano, quien trabaja en las obras del Duomo de Florencia y anticipa en sus puertas para el Baptisterio de san Juan, el modelo realizado años más tarde por Lorenzo Ghiberti.

En España, la escultura alcanzó un notable desarrollo asociada a los grandes centros de producción artística. En el siglo XIII, las portadas de Burgos y León acusan las manos de artesanos franceses. Un siglo más tarde el manierismo llega a través de la Puerta del Reloj de la catedral de Toledo, al tiempo que Cataluña adquiere una significación especial en los sepulcros y en los retablos, como el de Cornellá. Durante el siglo XV, la internacionalización del estilo se traduce en una escultura elegante de influencia externa, con distintos centros de producción y grandes artistas a su frente. En Cataluña, Pere Johan; en Toledo, Egas Cueman (Puerta de los Leones) o Mateo Alemán (sillería del coro); en Sevilla, Lorenzo Mercadante; en Burgos, Gil de Siloé (retablo de la Cartuja y sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal) y en Sigüenza, Sebastián de Toledo (sepulcro del Doncel).


LA PINTURA GÓTICA: GIOTTO Y LOS PRIMITIVOS FLAMENCOS.

Supone un cambio radical respecto a la románica en la búsqueda de nuevos soportes, los retablos, que sustituyen a los muros de las iglesias; la técnica utilizada es temple al huevo y no existen caracteres generales sino escuelas representativas en relación con el proceso evolutivo de las artes figurativas antes comentado. Así:

La Escuela Franco-gótica. Se centra en la miniatura y concede una importancia fundamental a la línea y el dibujo. Valoración de los tonos planos, sin volumen ni sombras. En España sobresale la figura de Andrés Sánchez de Segovia: Catedral Vieja de Salamanca.

- La Escuela Italo-gótica. Se advierten en ella dos tendencias:
. Sienesa. Caracterizada por su naturalidad, delicadeza y elegancia; sinuosidad de sus formas. Sobresalen autores como Duccio y Simone Martini. Influye en la pintura catalana a través de autores como Jaume y Pere Serra.
. Florentina. De acusada monumentalidad y volumetría. Destacan autores como Cimabue y, muy especialmente, Giotto di Bondone. La obra de este último supuso un punto de inflexión en el arte gótico. Muy influido por el espíritu franciscano,  aportó un nuevo valor a la naturaleza y situó al ser humano en una nueva dimensión. La introducción del paisaje de fondo, la corporeidad de los personajes, la preocupación por las composiciones y la observación del natural son elementos que anticipan la pintura del Renacimiento (tal y como podemos ver en los frescos de la capilla Scrovegni de Padua).

El Estilo Internacional. Típico del siglo XV. Se caracteriza por su eclecticismo y un mayor amaneramiento de las formas. En España, responden a esta tendencia los catalanes. Luis Borrasa y Bernardo Martorell.

- Finalmente, la Escuela flamenca. Desarrollada a lo largo del siglo XV, supone para muchos autores una transición al Renacimiento por sus logros técnicos y visuales. Se trata de una pintura eminentemente burguesa caracterizada por un extremado detallismo y realismo, así como por una especial valoración de la luz y del espacio mediante el uso de la perspectiva y las gradaciones de color en el paisaje. Entre sus logros se encuentra el desarrollo del retrato y la sistematización de la técnica al óleo (pigmentos aglutinados con aceite). Sus autores principales se reparten en varias generaciones, destacando: Van Eyck (autor del retablo del Cordero Místico de la catedral de san Bavón en Gante), Hans Memling, Van der Weyden (autor del descendimiento del Museo del Prado, caracterizado por su gran expresividad) Van del Goes, Joaquin Patinir o Hieronimush Bosh (El Bosco), este último autor de una pintura muy singular, compleja y misteriosa, que algunos autores han querido ver como precursora -muchos siglos antes- del surrealismo.

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