Comentario EvAU: EL ERECTEION.
La imagen que comentamos es una arquitectura de tipo adintelado, de carácter religioso y realizada en sillería de mármol pentélico dispuesta a hueso y trabada con grapas metálicas. Es característica de la Grecia clásica, que se desarrolla entre durante los siglos V y IV aC..
Por su plano en planta advertimos un templo muy singular, con tres cellas otras tantas fachadas. La que nos ocupa, orientada hacia el Este, es de orden jónico montado sobre un crepidoma típico de tres escalones –compuesto de estereóbato y estilóbato- sobre el que montan columnas con basa ática (dos toros con escocia en medio), fuste acanalado y capitel de volutas enfrentadas; el entablamento presenta un arquitrabe trifacetado (con tres platabandas), un friso decorado con relieve corrido y una cornisa sobresaliente que protege los anteriores de las inclemencias meteorológicas al tiempo que sustenta un tejado a dos aguas con frontón triangular –hoy perdido- y tímpano decorado con esculturas alegóricas. Por el número de columnas en fachada es hexástila (con seis columnas) y daría acceso a la cella principal, consagrada a la “Atenea polias” (Atenea ciudadana), patrona de Atenas. La fachada norte, también jónica presenta un pórtico tetrástilo de acceso a un corredor iluminado por una celosía lateral que nos conduce a sendas pequeñas cellas, dedicadas en este caso a dioses menores de la ciudad de Atenas: Poseidón-Erecteo y Cecrops, considerados como los primeros reyes míticos de la ciudad. En el lado sur, frente al Partenón se abre el célebre balcón de las cariátides, donde las columnas han sido sustituidas por esculturas femeninas debidas probablemente al genio de Alcamenes, discípulo de Fidias.
El Erecteion, templo que comentamos, fue el último de los construidos en el recinto de la Acrópolis entre -421 y -406. Ha sido atribuido a Mnésikles por lo delicado de su estilo y la complejidad de sus niveles, que debían salvar distintas alturas para adaptarse a un terreno sagrado que no se podía modificar: la fuente de Poseidón y el olivo de Atenea, y en el que se debían custodiar las principales reliquias de la ciudad. Como en el caso de Atenea Niké, el orden jónico volvía a salir al exterior, pero aquí en su forma definitiva, con unas proporciones más esbeltas que anticipan las formas más delicadas del siglo –IV.
El templo era el edificio más emblemático de la Grecia clásica, pues la religión constituía uno de los pilares básicos de la conciencia cultural helena. Su función difiere bastante de los edificios religiosos actuales, ya que no se entendía como un lugar de reunión u oración, sino como el recinto depositario de la escultura y la llama del dios a quien se consagraba. Los fieles acudían en procesión periódicamente a realizar sus ofrendas, que eran recibidas por las sacerdotisas cuidadoras del templo en el exterior del mismo y allí tenían lugar las ceremonias litúrgicas. Es por eso que su emplazamiento coincide con lugares emblemáticos desde el punto de vista histórico o paisajístico y que se encontraban casi siempre dentro de un espacio sacralizado mayor, denominado témenos.
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