Comentario EvAU: EL DISCÓBOLO.
En las siguientes imágenes podemos observar el Discóbolo, una escultura de Mirón, creada en el siglo V a.C. que trata de un atleta en el instante justo de soltar el disco, con todo el cuerpo flexionado y lleno de tensión, durante la celebración de unos juegos.
Se trata de una figura individual y exenta, un bloque abierto con clara ruptura de la ley de la frontalidad y con un movimiento armónico conseguido por las diagonales dobles que se contrapesan entre sí, creando dinamismo en las distintas partes del cuerpo que se armonizan al contraponer movimientos contrarios.
Se cree que el original debió estar fundido en bronce mediante la técnica de la cera perdida ya que Mirón fue especialmente broncista.
El moldeado es un tanto plano y la figura resulta idealizada y proporcionada, con un canon un tanto esbelto. La resolución anatómica resulta perfecta, así como su estudio anatómico. Tiene un gesto inexpresivo y el pelo muy pegado al cráneo, acusando cierto arcaísmo.
El propio desnudo nos habla claramente de un carácter antropocentrista que caracterizó a la escultura griega. Por otra parte, el interés por la armonía son típicos de la fase clásica de dicho arte que se alcanzó en ese siglo, momento de crecimiento político y económico derivado de la victoria sobre los Persas en las Guerra Médicas y la apropiación del tesoro de Delos.
La belleza se expresa de una forma racional, conectando el arte al hombre, como es típico en esta sociedad griega de carácter antropocentrista en donde el hombre es la medida de todas las cosas, al contrario de lo que sucedía en las artes arcaicas dominadas por la religión y una visión teocentrista que tendía al colosalismo o al hieratismo, la frontalidad o la tendencia a la geometría.
Refiriéndonos concretamente a la escultura, máximo logro de Mirón, podemos observar aún algunos rasgos que la colocan en el umbral de este clasicismo del que hablamos, en especial en el tratamiento un tanto plano de los músculos, el pelo o la falta de expresión que muy pronto serán superadas por Polícleto o Fidias.
Aún con esto, el Discóbolo se convertirá rápidamente en un símbolo de lo clásico, tal y como demuestra la existencia de numerosas copias que realizaron los romanos para adornar sus propias residencias. Y de la misma manera la consideraron en el arte del Renacimiento.
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