Cristo Pantocrátor. Ábside de la iglesia de San Clemente en Tahull
Se trata de la pintura del Ábside de la iglesia de San Clemente en Tahull, Lerida.
La pintura es de arte románico, estilo artístico que nace y se desarrolla en la Europa del S. XI hasta finales del S. XII. Pertenece al Primer Románico (desarrollado desde finales del S. X).
Este estilo artístico está muy influenciado por la religiosidad, propia también de la época en la que nos encontramos. Esta religiosidad se aprecia en la pintura como tal; se trata de un Pantocrátor, es decir, la representación de Cristo en actitud de bendecir.
La técnica utilizada es el fresco sobre muro, explicación de su deterioro. La pintura está policromada con colores principalmente rojos, amarillos y azules.
En el centro podemos observar a Cristo, que porta un libro abierto en el que aparece escrito, en latín, "EGO SUM LUX MUNDI", es decir, "Yo soy la Luz del Mundo". La identificación de la luz con la Divinidad era muy común en el arte románico; también en las iglesias donde el altar era orientado hacia el este, por donde sale el Sol, para que lo iluminara como reflejo de Dios. El Cristo se sitúa dentro de una almendra que se denomina "mandorla". A ambos lados del Cristo podemos identificar las letras A y W (alfa y omega), indicando que éste es el principio y el fin de todas las cosas. El Cristo asciende su mano derecha en modo de bendecir, con tres dedos levantados que representaría la Santa Trinidad. Cristo posee una mirada fija y dura a quien mira la pintura, un rostro furioso, con el ceño fruncido; reflejo también de esa imagen de Dios temible de esta época.
Rodeando el Cristo, podemos diferenciar los cuatro Santos y sus símbolos: San Mateo con el Ángel, San Lucas con el toro, San Marcos con el león y San Juan con el águila.
En la parte inferior podemos observar a los Apóstoles pero también a María, portando lo que podría identificarse como el Santo Grial que irradia luz y que, curiosamente, evita tocar con la mano carnal y humana, por lo que se tapa con unas telas.
Es obvia la jerarquización en la pintura, representando a los personajes de mayor importancia de un tamaño mucho mayor, evidente en el Cristo.
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